viernes, 27 de octubre de 2017

LUCES DE BENGALA

Un voluntario en el corazón de la India

Luces de Bengala, como señala su prólogo, plantea al lector una seria cuestión: el sentido de la solidaridad humana. ¿Qué nos mueve a ayudar a los demás, a desconocidos inmersos en la pobreza, la enfermedad o el desamparo… Cada vida es única y también por tanto los motivos que impulsan a la acción.

Fernando me ha ido contando su experiencia como voluntario en el corazón de una India endiosada y otra desconocida y profunda. Me ha relatado una serie de acontecimientos que solo se pueden vivir desde la más pura esencia del ser, es decir, desde lo más profundo del alma.


Lejos del turismo o negocio espiritual, Fernando se adentra en las raíces de la pobreza, comparte y convive con quienes la padecen. Sabía que el camino está ahí y solo faltaba caminarlo.

Fernando Mesquida ha participado en las actividades del IIMN (Instituto Indio para Madres y Niños), ha apadrinado a una niña y ha devuelto la sonrisa a otras.

Me gusta cómo nos cuenta su recorrido por la India de la miseria, por los templos y lugares sagrados, por las mañanas del caos, por las noches del Ganges y el multiperfecto color de su paisaje.

Me gusta como cuenta el éxtasis vivido ante el esplendor y la belleza allá en las fuentes del Ganges o en el Himalaya, en cualquier aldea perdida o en una gran ciudad como Benarés o Calcuta. Su lenguaje poético da fuerza y viveza a los acontecimientos….”hay gente andando, sentada o tumbada en el suelo, esparcida al azar como los cuentas de un ábaco roto. Hay cuervos volando o posados sobre cúpulas y tejados, como celosos centinelas de la pobreza y el desgarro de cada rostro.”

He observado lo que él observa: la miseria y la suciedad como algo que brota naturalmente, como si estuviera dentro de lo que es lógico, y a la vez, contrasta con el colorido del paisaje que se transfunde en los saris que visten las mujeres indias.

Me gusta cuando dice que conoció el significado de la diosa Kali:: el poder de la mujer, en esa dimensión maternal de la que se impregnan los demás dioses. La fuerza de Kali lo abarca todo, integrando vida y muerte, morir para renacer ( Brahman el creador y Shivá el destructor). Así todos los que mueren son devueltos al río que fluye y les dará nueva vida, quizá sean las mismas aguas que en los versos del poeta Jorge Manrique a la muerte de su padre refleja  “…. nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir, todos chicos, medianos y los grandes…”

Fernando, un buscador que en este recorrido por la India como voluntario ha ido dando, recibiendo y  crecimiento.

Un viajero solidario. Un verdadero viaje espiritual. 

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