Son muchos los profesionales de la ciencia que estudia la anatomía y fisiología del cuerpo humano que nos han aportado información de nuestro aparato músculo-esquelético, destacando de una manera muy singular el psoas ilíaco o íleopsoas.
Una
de las cualidades de este músculo es que se acorta cuando esta relajado y se
alarga mientras está trabajando, al contrario que la mayor parte de la
musculatura. Este es el motivo por el que surge un acortamiento en el caso de
las personas sedentarias. El pasar muchas horas sentadas: personas que tienen
trabajo en oficina, conductores, estudiantes, etc. Si a esto le sumamos una
postura incorrecta por el uso del ordenador o por no utilizar un asiento
inadecuado el efecto se multiplica.
José Ángel Dolón destaca la importancia que tiene en el aspecto funcional y emocional de la persona:
El
psoas forma parte de uno de los mayores complejos musculares del cuerpo, y en
la mayoría de los casos de desequilibrio muscular desempeña una función clave.
"Sede del alma" o "músculo del alma”, son algunas de las
expresiones de respeto empleadas para denominarlo sobre todo en la cultura
oriental. Todas ellas señalan el fuerte impacto de este músculo sobre nuestra
estructura, órganos y el estado energético de nuestro ser. El psoas es
importante para nuestra salud, vitalidad y bienestar emocional.
COMPONENTE EMOCIONAL
Algunos
estudios recientes consideran además al psoas, un órgano de percepción
compuesto por tejido bio-inteligente que encarna, literalmente, nuestro
deseo más profundo de supervivencia y de florecer. Es decir, es el
mensajero primario del sistema nervioso central, por lo que es considerado
también como un portavoz de emociones (“de las mariposas en la tripa”).
Esto es debido a que el psoas está conectado con el diafragma a través
del tejido conectivo o fascia, por lo se ve afectado tanto en la
respiración, como en el miedo reflejo.
Con
un abdomen habitualmente en tensión y comprimido, una vitalidad disminuida y
una respiración alterada, es comprensible que el psoas conlleve alteraciones
emocionales ya que un estilo de vida acelerado y el stress
generan adrenalina que crónicamente tensan el psoas, preparándolo
para correr, entrar en acción o encogerse para protegernos. Si constantemente
mantenemos el psoas en tensión debido al estrés, con el tiempo
comienza a acortarse y a endurecerse. Se dificultará así nuestra postura y
las funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores
de espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera,
menstruaciones dolorosas o problemas digestivos. Igualmente, la sensación
permanente de inseguridad que algunas personas experimentan puede estar
directamente conectada con el sobreesfuerzo continuo por mantener el equilibrio
del esqueleto.
Por
otro lado, un psoas tenso manda señales de tensión al sistema nervioso,
interfiere en el movimiento de los fluidos y afecta a la respiración
diafragmática. De hecho, el psoas está tan íntimamente involucrado en las
reacciones físicas y emocionales básicas, que cuando está tensionado de forma
crónica, está enviando al cuerpo continuas señales de peligro, por lo que puede
repercutir en el agotamiento de las glándulas suprarrenales y del sistema
inmunológico. Éste está íntimamente conectado con la ancestral reacción de
“lucha-huida” que permite a los animales defenderse en una situación de
peligro, cuando deben enfrentarse a un agente externo. Esta situación se ve
agravada por la forma de sentarnos o por las posturas de
nuestros hábitos diarios, que reducen nuestros movimientos naturales
y constriñen aún más el músculo. Si nos sentimos agresivos a menudo, y sin
razón aparente, es posible que el psoas tenga mucho que ver.
Son
muchas las posturas de
YOGA que trabajan para liberar la tensión innecesaria del psoas;
pues un psoas relajado nos permite fluir, jugar con la vida y desplegar
nuestra vitalidad y expresión creativa.
Un
psoas liberado permite alargar mucho más la parte delantera de los muslos y
permite a las piernas y la pelvis moverse con mayor fluidez e
independencia. Mejora la posición de la columna y de todo el
torso, con la consecuente repercusión en la mejora de las funciones de los
órganos abdominales, en la respiración y en el corazón. Cuando cultivamos la
salud de nuestro psoas se reavivan nuestras energías vitales y
conectamos de nuevo con nuestro potencial creativo.
El
psoas sería como un órgano de canalización de la energía, un núcleo
que nos conecta a la tierra, nos permite crear un soporte firme y
equilibrado desde el centro de nuestra pelvis. Así, la columna vertebral se
alarga y a través de ella, puede fluir toda nuestra vitalidad.
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